Llegan al consultorio muchas
consultas por casos de niños con miedo a las arañas, miedo a la oscuridad, miedo
de ir al dentista, entre otros. Me enfrento ante padres asustados, impotentes,
que han utilizado diferentes formas de poder resolver sus inquietudes frente a
sus hijos. Esto antecedentes me generan una primera pregunta:
1.- ¿Es perjudicial tener miedo?
Déjenme
contarles que hasta el día de hoy no he conocido una persona que me diga que no
ha experimentado miedo alguna vez en su vida. Y es porque el miedo es tan natural como sentir alegría, tristeza, ira.
El miedo es una emoción y responde a “reacciones
subjetivas ante diversas experiencias que se asocian con cambios fisiológicos y
conductuales”. (Papalia, 2012, p.177). Esto quiere decir que el miedo
generará cambios de comportamiento (en los niños por lo general es evitación,
llanto, pesadillas, otros) y cambios fisiológicos (sudoración de manos, respiración
agitada). Cabe recalcar que el lenguaje no corporal como signo para identificar
una emoción es muy importante, un dato importante “es que existen 80 músculos
faciales, 36 de los cuales están involucrados en la expresión facial. En el
miedo se contrae la frente produciendo arrugas, se levanta lo extremos internos
de las cejas, se tensa los parpados inferiores”. (Reeve, 2010, p. 252).
Entonces, el miedo es parte del desarrollo del niño cuando:
·
El miedo tiene como función básica: supervivencia
/ protección, Plutchik (como se citó en Choliz, 2005) piensa que el
organismo se prepara para reaccionar efectivamente ante el ambiente, como función
básica es la protección. Por ejemplo, los niños mayores que han tenido una
experiencia desagradable con un perro frecuentemente reaccionarán llorando o
corriendo al ver uno (respuesta
automática ante un peligro que perciba como potencial amenaza). Alrededor
de los 3 a 4 años los niños tendrán miedo a la oscuridad, basándose en su
fantasía creerán que hay un monstruo u otro elemento que los atemorice.
·
Los niños responden al miedo en forma
evolutiva (por etapas) y de forma ordenada, determinadas conductas acompañan a
su desarrollo cognoscitivo y motor.
Por ejemplo entre los 8 a 9 meses, experimentar miedo a los desconocidos, será
una característica tan normal como parte de su desarrollo y el apego que están
formando, sabrá que los brazos de los padres son tan acogedores, que ver un tío
o a la cuidadora que llega de lejos y nunca haberlo visto, la respuesta del
bebé será llorar lo cual será una forma
de protegerse y comunicarse. Otro ejemplo, es cuando dejamos por primera
vez al niño en el jardín, frecuentemente su respuesta será llorar o sentirse incómodo,
dicho comportamiento se va superando poco a poco a medida que el niño avance en
edad; no sería normal que un niño de 6 años lo experimente o que en otros casos
el niño se quede llorando más de un mes (ansiedad por separación); por ello el miedo es evolutivo, en cada
etapa se va adquiriendo más conocimientos y superando dificultades.
·
El miedo en
los niños motiva a utilizar el pensamiento y la búsqueda de soluciones,
descubrir cómo afrontar mejor la situación a fin de eliminar o superar el miedo.
Por ejemplo, si existe el miedo a la oscuridad y coger un oso de peluche le da
mayor seguridad, será una forma de apaciguar su miedo (solución). Otro ejemplo,
al leer cuentos para superar el miedo a la oscuridad y el niño empieza a
recrear y proyectar soluciones (creatividad). Cuando tiene pesadillas y prender
la luz le da un alivio.
2.- Entonces, ¿cuándo es negativo tener
miedo?
El miedo es negativo cuando
imposibilite al niño realizar sus labores cotidianas propias de su edad (jugar
, ir a la escuela, comer, dormir, realizar sus esfínteres) y de pronto tener miedo se convierta en tener una
fobia. Si estamos claros que el miedo es
algo súbito, pasajero, de baja intensidad y común en cada etapa de los niños,
la fobia es todo lo contrario. La fobia entendida “como algo irracional de algo
que forzosamente no es dañino, por ejemplo fobia al ir a la escuela o fobia a algunos
animales. La reacción al suceso u objeto está completamente fuera de proporción
respecto de la amenaza que éste presenta”. (Csóti, 2011, p. 56). Por ejemplo: un niño que siente fobia al ir a
la escuela, se ausenta de clases o expresa el deseo de no querer ir,
experimente llanto, dolores de cuerpo,
entre otros. Para este caso sería parte
de los trastornos de ansiedad y ése es otro tema.
Por ello es importante que cada
etapa el niño esté acompañado de sus
padres y den acogida de manera tranquila y segura frente a los miedos a
veces inocuos de los niños, pero que en la mente de ellos y por su desarrollo
son vistos de manera gigante.
Es conveniente acotar, algunos miedos son aprendidos (aprendizaje
por observación), o sea se transfieren de padres a hijos, impidiendo que
los niños exploren su entorno; lo mas casual que escuché que existen adultos
que tienen miedo a la oscuridad y esto fue transferido a sus hijos.
3.- A continuación, dejaré algunas pautas de acción que podemos
realizar frente a los miedos de los niños.
- Evitar emitir información negativa al niño sobre alguna situación o estímulo concreto puede ser una posible fuente que genere temor en el menor.
- Buscar soluciones idóneas y sencillas acorde la edad del niño. Si el niño tiene miedo a la oscuridad, cosas tan sencillas como darle un beso, alcanzar un vaso con agua, poner una lampara en la habitación, pueden solucionar el problema.
- Emitir información real (no mentir). La explicación sencilla sobre un hecho como vacunarse o ir al dentista, puede ayudar a controlarse.
- Seleccionar lecturas infantiles adecuadas, siempre y cuando tu hijo disfrute que le cuenten cuentos.
- Observar que actividades los relaja y autocontrola. El no dormir con la luz apagada por ejemplo puede controlar el miedo a la oscuridad.
- Transmitir seguridad y confianza, utilizar un tono relajado.
- Buscar los juegos adecuados por el mismo hecho que los niños son muy lúdicos, el juego puede ser un gran aliado.
- Desdramatizar. Los padres deben informarse y no escandalizarse por reacciones normales de los niños. Evitar reaccionar de forma exagerada.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Chóliz, M. (2005). Psicología de la emoción. Proceso
Motivacional. Universidad de Valencia. Recuperado de: www.uv.es/=choliz.
Csóti, M. (2011). Fobia
escolar, ataques de pánico y ansiedad en niños.
Papalia, F. (2012). Desarrollo humano. Mexico : McGraw-Hill.
Reeve, J. (2010). Motivación y emoción. Mexico : McGraw-Hill.